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Socios estratégicos: Chile y Argentina

24 May

Socios estratégicos: Chile y Argentina

Chile es el cuarto socio comercial de la Argentina detrás de Brasil, China y Estados Unidos y es el de mayor superávit comercial, US$3470 millones el año pasado y US$376 millones en marzo de este año (última medición del Indec). Tiene otras características significativas, es el primer país con el que hay un acuerdo comercial de última generación (incluye aspectos como medio ambiente y género) y, además, es clave para la salida por el Pacífico (más allá de lo geográfico, integra el Tratado Asia Pacífico).

 

 

Pese a tener menos de la mitad de la población argentina -19,5 millones al 2020- es un mercado más desarrollado y de consumo más sofisticado en determinadas áreas; tiene un PBI per cápita a dólares corrientes, US$12.993. En lo que hace a su flujo comercial internacional, tiene una balanza superavitaria.

 

 

China, con una participación del 38,9% sobre el total, es el principal destino de sus exportaciones y también de sus importaciones (27,8%); el segundo puesto es para Estados Unidos en ambos casos con 13,2% y 17,8%, respectivamente y el tercero Japón con 8,7% para exportaciones y Brasil, con 7,3% para importaciones. La Argentina representa solo 0,8% de las ventas externas y el 5,6% de sus compras (cuarto lugar).

 

 

En el primer trimestre de este año, últimos datos disponibles, la Argentina exportó a ese destino US$1270 millones, lo que marca un crecimiento interanual de 70%; el saldo favorable alcanza los US$1.067 millones, el de mayor magnitud entre los registrados con los diferentes países y bloques económicos. El comercio con Chile equivalió a 6,6% de las exportaciones y 1,1% de las importaciones totales.

 

 

Los principales productos exportados son cereales; grasas y aceites animales y vegetales; combustibles y aceites minerales; vehículos, tractores y residuos de la industria alimenticia. Importa cobre y sus manufacturas; pescados, crustáceos y moluscos; plásticos y sus manufacturas; frutas y papel y cartón.

 

 

Para el sector automotor en abril del año pasado entró en vigor el esquema que modificó el régimen de origen del acuerdo y el contenido local pasó del 60% al 50%, lo que favorece el incremento del comercio bilateral. En 2021, la exportación de vehículos creció 136% interanual.

 

 

Rossana Surballes, subsecretaria del Mercosur y Negociaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, califica a Chile como un socio comercial “muy relevante”. Plantea que el intercambio comercial refleja una relación que “se viene construyendo de manera muy completa; es una relación estratégica”. El acuerdo de última generación cerrado, describe, además de lo clásico incluye otras disciplinas como servicios, comercio electrónico, género, ambiente, asuntos laborales. “La mirada es a un comercio inclusivo y sostenible, ir más allá de pautas arancelarias y comerciales y profundizar en muchas áreas en las que ya se venía trabajando, como es la de la integración productiva de las Pymes en cadenas de valor”, apunta.

 

 

En lo que hace a desarrollo de cadenas regionales de valor, sostiene que es de interés argentino alcanzar una “priorización balanceada de posibles encadenamientos productivos que permita la agregación de valor” de las dos partes. Hay identificados 19 proyectos en rubros como alimentos, aderezos y salsas orgánicas; conservas, productos cárnicos, minerales no metalíferos, productos de cuidado personal y uso médico-hospitalario, productos de la industria eléctrica y productos de aluminio. En todos se trabaja para promover la búsqueda de contrapartes.

 

 

El exembajador argentino en Chile, José Octavio Bordón, incorpora la dimensión “integral” de la relación entre los dos países y enfatiza que hay hechos marcaron un cambio “muy importante, más allá de las debilidades y errores”. Menciona la decisión, en la administración de Raúl Alfonsín, de superar los problemas limítrofes en lo que se fue “avanzando hasta generar un espacio regional con gran proyección bioceánica”.

 

 

Hoy hay investigaciones conjuntas en materia ambiental y acciones de seguridad en la zona del canal de Beagle: “Subsisten algunas diferencias técnicas -más que políticas- limítrofes, pero pasamos de la tensión que casi nos llevó a la guerra, a una vinculación que incluye hasta brigadas militares conjuntas. Hay adelantos también en el campo energético que nos van a permitir profundizar la integración”.

 

 

Coincide con Surballes en lo significativo que es trabajar en la organización de cadenas productivas. En esa línea, señala la pandemia del Covid-19 revalorizó este tema de la articulación regional y de la posibilidad de generar nuevas localizaciones para proveedores del comercio mundial. La salida hacia los mercados del Pacífico, con la creación de una zona bioceánica” que le sirva a los países del Atlántico, es otro punto que enfatiza.

 

 

Oportunidades para ambos lados

 

 

Graciela Forani, gerenta de la Cámara de Chileno Argentina de Comercio, repasa que entre 2018 y 2019 el flujo comercial entre ambos países recuperó la tendencia al crecimiento, que se interrumpió en el 2020 por la pandemia. En 2021 volvió a repuntar 42% interanual. La expectativa de la entidad es que siga en esa tendencia; estima que uno de los sectores que más empujará es el de servicios.

 

 

“Una de las principales características del mercado chileno, en comparación con el argentino -agrega-, es la mayor simpleza en el régimen tributario y de la normativa de comercio exterior”. Al entender de Forani, servicios, energía y minería son los segmentos que presentan las mayores oportunidades para los argentinos.

 

 

Si bien la Argentina fue, tradicionalmente, el primer destino de las inversiones de Chile en el exterior, en los últimos años perdió posiciones. En el acumulado entre 1990 y diciembre del 2020, según los números oficiales chilenos, Brasil ocupa el primer puesto con US$37.915 millones y le sigue la Argentina con US$22.512 millones. El tercer puesto es de Perú con US$20.048 millones. Para Forani la principal oportunidad para empresas chilenas al ingresar a la Argentina, es el tamaño del mercado.

 

 

Este año hay una misión comercial por mes de la Cancillería a Chile: alimentación en junio y el resto del año para maquinaria de industria de la alimentación; nanotecnología; petróleo y energía y empresas de base tecnológica e indumentaria y calzado. El subsecretario de Promoción del Comercio e Inversiones de Cancillería, Pablo Sívori, explica que en todos los casos las empresas que se suman van con “agendas acordadas” en función de la tarea que desarrollan las embajadas para tratar de conseguir contrapartes.

 

 

De la próxima participarán 51 firmas; 19 dedicadas a alimentos orgánicos -una muestra del tipo de consumo al que tiende el mercado chileno-, además de otras de lácteos (la Argentina ya exporta); cervezas artesanales; pastas y alimentos para mascotas. Sívori remarca, entre las ventajas que tiene Chile como destino, los menores costos logísticos en una coyuntura en que este ítem tiene un fuerte peso por los incrementos desencadenados por la pandemia.

 

 

También destaca las posibilidades que se abren para las Pymes, que ya tienen una participación importante en las exportaciones a ese destino: “Es un mercado desarrollado, más maduro que el argentino en algunos segmentos. Las agendas de trabajo son federales, contemplan a las economías regionales”.

 

 

Por lo realizado por el Consejo Público Privado y por la embajada argentina en Santiago de Chile, los sectores con más potencial para operaciones sonla industria alimenticia (incluido el complejo lácteo, las preparaciones alimenticias, los alimentos para mascotas y los segmentos de arándanos, citrícola y yerbatero); línea blanca; maquinarias y equipos industriales; maquinaria agrícola; vehículos; reactivos de diagnóstico o de laboratorio; aparatos de ozonoterapia, oxigenoterapia, aparatos respiratorios de reanimación y otros de terapia respiratoria.

 

 

En el caso de los servicios, hay posibilidades para software y servicios informáticos, en especial los relativos a finanzas, gobierno y salud; transformación digital e industria 4.0; tecnologías aplicadas a la producción agropecuaria (big data, agricultura de precisión y biotecnología); servicios satelitales y desarrollo de videojuegos.

 

 

 

Fuente: La Nación